El diagnóstico temprano y certero va de la mano con el uso racional de los antibióticos
El uso prudente y racional de los antibióticos implica poner el foco en la forma de optimizar la prescripción de estos medicamentos. El criterio para el uso de antimicrobianos es claro: solo debemos prescribir antibióticos en casos individuales, o prescribir el resto de antimicrobianos en casos grupales o individuales cuando se haya diagnosticado la infección. Además, en circunstancias excepcionales, se permitiría su uso profiláctico siempre que se cumplan condiciones estrictas y justificadas de acuerdo con la normativa.
Por lo tanto, un paso previo antes de la administración de antibióticos es el diagnóstico temprano, certero y específico. Solo así se puede justificar el uso de antimicrobianos.
Hay que insistir aquí que las directrices para un uso prudente de antimicrobianos, establecidas en medicina veterinaria (2015/C 299/4), recalcan la importancia de fundamentar cualquier prescripción de estos medicamentos en un diagnóstico que esté alineado con el conocimiento científico actual.
Para alcanzar este diagnóstico debemos basarnos en cuatro criterios:
1. Clínico: evaluación de los signos y síntomas que presenta el animal.
2. Epidemiológico: análisis del entorno y las condiciones en las que se encuentra el rebaño, incluyendo factores de riesgo para la infección.
3. Anatomopatológico: examen detallado de las lesiones y cambios en los tejidos afectados.
4. Laboratorial: pruebas y análisis de laboratorio que confirmen la presencia de agentes infecciosos
La implementación de protocolos de detección de animales enfermos es esencial para la vigilancia efectiva, permitiendo una identificación temprana de los signos de enfermedad. El análisis del comportamiento grupal (en el consumo de alimento, por ejemplo) y de los síntomas individuales permitirá detectar posibles procesos infecciosos.
Para el diagnóstico definitivo hay que recurrir al laboratorio
Así es en la mayor parte de las ocasiones. Aunque el tratamiento puede iniciarse en base a la evaluación clínica, especialmente en situaciones de urgencia, la legislación exige la toma de muestras biológicas que permitan confirmar la etiología de la enfermedad y realizar pruebas de sensibilidad a los antibióticos, asegurando así la adecuación del tratamiento.
Es preciso recalcar que un resultado negativo en el aislamiento de un agente infeccioso no excluye la presencia de la infección, dada la imposibilidad de alcanzar una sensibilidad o un valor predictivo negativo del 100% en las pruebas diagnósticas. Por tanto, la interpretación de los resultados debe considerar el historial clínico y otros factores relevantes. La pericia del veterinario es indispensable para integrar todos estos elementos.
Cinco pasos para llegar a un buen diagnóstico
Vamos a resumir las acciones que hay que llevar a cabo para llegar al diagnóstico en cinco directrices muy claras:
1. Tomar muestras siguiendo un protocolo establecido
La eficiencia del diagnóstico precoz depende de la calidad de las muestras recogidas y de la rapidez con que estas son analizadas. No solo debe ser la muestra correcta, sino que también debe ser enviada y conservada bajo las condiciones óptimas requeridas para cada tipo de análisis.
2. Emplear los métodos de diagnóstico disponibles en el momento
Los métodos de diagnóstico in situ, como el cultivo en granja y los kits de diagnóstico rápido, son recursos valiosos que proporcionan información orientativa e inmediata sobre la etiología de las enfermedades. Esto es especialmente útil en infecciones intramamarias, donde una decisión rápida puede significar la diferencia entre el uso correcto o el uso innecesario de un antibiótico.
3. Realizar analíticas complementarias
La realización de análisis complementarios es una decisión que recae en el veterinario, quien debe valorar su necesidad caso por caso. Estas analíticas ofrecen una visión más amplia y detallada del proceso, permitiendo así un uso más preciso y justificado de los tratamientos antibióticos.
4. Recurrir al antibiograma
Una herramienta imprescindible en la prescripción de antibióticos son los antibiogramas. Nos permiten identificar la resistencia o sensibilidad de las bacterias a los antibióticos, proporcionando el valor de la Concentración Mínima Inhibitoria (CMI) necesaria para ser efectiva contra la cepa infectante. El uso de antibiogramas es especialmente crítico en el manejo de bacterias con resistencias adquiridas, que podrían subvertir tratamientos que, en teoría, deberían ser efectivos.
5. Incluir toda la información en el proyecto del PRAN
Para enriquecer el contexto epidemiológico es más que conveniente la inclusión de datos en el "Proyecto de Vigilancia de Bacterias Patógenas Clínicas" del PRAN. Los laboratorios de diagnóstico, al sumarse voluntariamente a una red de vigilancia, contribuyen con valiosa información que trasciende el ámbito de la granja, extendiéndose a niveles regionales. Esta integración de datos proporciona una base sólida para las prescripciones, permitiendo una actuación rápida y fundamentada cuando se tenga que realizar una primera prescripción antes de la confirmación laboratorial.
El enfoque integral del diagnóstico (clínico, epidemiológico, anatomopatológico y laboratorial) junto con la implementación de estas recomendaciones nos puede ayudar a realizar diagnósticos tempranos y certeros, requisito indispensable para salvaguardar la salud animal y proteger la eficacia a largo plazo de los antibióticos.