

Tratamiento

Estrategias de tratamiento
INTRODUCCIÓN
El principal objetivo del tratamiento de las mamitis es eliminar la infección de la ubre y permitir restablecer cuanto antes la producción de leche. Además, debe:
- impedir que la mamitis empeore,
- evitar secuelas en la ubre que comprometan su funcionalidad futura,
- mejorar el bienestar de la vaca,
- impedir la propagación de la infección a otros animales de la explotación,
- evitar pérdidas económicas por la baja calidad de la leche producida.
¿CUÁNDO ES NECESARIO REALIZAR EL TRATAMIENTO?
No todas las mamitis precisan ser tratadas. Antes de decidir aplicar un tratamiento es fundamental conocer la etiología predominante en la explotación y el tipo de mamitis, según su sintomatología clínica. Así, las mamitis se clasifican en:
- Clínicas, cuando existe alteración de la secreción láctea.
- Subclínicas, cuando no hay presencia de cambios macroscópicos en la leche o signos evidentes en la ubre, pero hay alteración de las propiedades bioquímicas de la leche y aumento del recuento de células somáticas (RCS).
- Crónicas, cuando son mamitis que recidivan tras varios tratamientos.
- También podemos hablar de infección latente cuando hay presencia de microorganismos patógenos en la leche que no queda reflejada por un recuento celular elevado.
Las mamitis clínicas a su vez se dividen en hiperagudas y agudas, según esté afectado el estado general de la vaca en mayor o menor medida, y subagudas en caso de que la alteración de la secreción láctea no se acompañe de afectación del estado general.
Las mamitis clínicas deberán ser tratadas rápidamente, tomando si es posible una muestra de leche antes de instaurar el tratamiento para su estudio microbiológico.
Las mamitis subclínicas poseen, de forma general, un porcentaje bajo de curación durante la lactación, siendo preferible esperar al periodo de secado para su tratamiento.
Las mamitis crónicas es preferible no tratarlas.
VÍAS DE ADMINISTRACIÓN
Existen tres posibles vías para administrar los diferentes tratamientos:
- Intramamaria, a través del conducto del pezón.
- Parenteral, mediante inyección, normalmente intramuscular.
- Oral.
La intramamaria y la parenteral son las más utilizadas. En ambos casos, para garantizar su eficacia es imprescindible que el antibiótico utilizado tenga una buena distribución en ubre y que alcance la concentración inhibitoria mínima (CIM) necesaria para el germen implicado en cada caso. A esto hay que añadir también que el tiempo de exposición del germen al antibiótico sea el adecuado.
Actualmente se utilizan con mucha frecuencia terapias combinadas vía parenteral e intramamaria, que permiten obtener mayores concentraciones antibióticas en los tejidos infectados y, como consecuencia, mayores índices de curación.
APLICACIÓN CORRECTA DE CUALQUIER TRATAMIENTO INTRAMAMARIO
La administración del tratamiento intramamario debe realizarse con la mayor higiene posible y con el máximo cuidado, para evitar en todo momento el daño interno del pezón. La administración no higiénica puede conducir a una infección yatrogénica, frecuentemente de difícil tratamiento.
- Limpiar exhaustivamente los pezones con toallas individuales. De igual forma las manos del ordeñador deben estar limpias.
- Desinfectar el extremo del pezón con una toallita de papel empapada en alcohol.
- Apoyar suavemente la boquilla de la jeringa de antibiótico en el conducto del pezón (introducción parcial).
- Masajear de abajo hacia arriba el pezón tras la aplicación antibiótica para favorecer su distribución.
- Aplicar un baño a todos los pezones.
- Marcar la vaca para identificar con facilidad qué animales han recibido tratamiento y, por tanto, no pueden ser ordeñados hasta pasado el periodo de supresión. Registrar el tratamiento, día de comienzo y día en que se puede reincorporar la leche al tanque de la explotación.
TRATAMIENTO DE LAS MAMITIS SEGÚN SU ETIOLOGÍA
Ante un problema de elevado recuento celular y/o elevado porcentaje de mamitis clínicas, el ganadero requerirá la visita de un técnico-veterinario en calidad de leche. El especialista, basándose en la información recogida sobre instalaciones, manejo, rutina de ordeño, funcionamiento de la ordeñadora y los resultados de los cultivos microbiológicos realizados, establecerá una pauta de actuación adecuada a cada caso. Merecen especial consideración la elección del antibiótico más efectivo según la etiología y la vía de administración a emplear.
TRATAMIENTO EN MAMITIS POR STREPTOCOCCUS AGALACTIAE
Tras el aislamiento de S. agalactiae siempre está indicado el tratamiento, independientemente de la presencia o ausencia de sintomatología clínica. El objetivo del mismo es reducir drásticamente los recuentos celulares elevados inducidos por este germen, así como evitar la infección generalizada del rebaño.
Los tratamientos durante la lactación pueden ser totales (técnica del blanqueo) o parciales. Ya sea en blanqueo o parcial, para tratar S. agalactiae en lactación es de elección un tratamiento combinado:
- Vía intramamaria: penicilina.
- Vía parenteral: penetamato (por su gran capacidad de difusión en ubre).
Este tratamiento se administrará durante 3 días. Debe cuidarse al máximo la higiene de los tratamientos intramamarios para evitar la entrada de otros patógenos (levaduras, Prototheca, etc.). Independientemente del prebaño es necesario desinfectar con alcohol la punta del pezón.
El tratamiento de secado de elección es vía intramamaria, a base de:
- Penicilinas y/o penetamato.
- Amoxicilina.
Durante el periparto todas las vacas deberán recibir 2 o 3 tratamientos con penetamato vía parenteral.
TRATAMIENTO EN MAMITIS POR STAPHYLOCOCCUS AUREUS:
S. aureus tiene un porcentaje de curación muy bajo. Sólo se recomienda el tratamiento en lactación en casos de mamitis clínicas. Para ello utilizaremos:
- Vía intramamaria: cefalosporinas de 1ª generación, como el cefacetrilo o pirlimicina.
- Vía parenteral: fluoroquinolonas, como la marbofloxacina.
El éxito del tratamiento depende en gran medida de la edad del animal, así como de las lesiones permanentes en la ubre.
La infección latente por S. aureus es muy común. Los animales positivos deben segregarse y ordeñarse en último lugar. Se recomienda la eliminación del animal del rebaño cuando el RCS del portador asciende a 500.000 células/ml. En este momento la infección pasaría a ser crónica, sin posibilidad de curación.
El tratamiento de secado recomendado para vacas infectadas por S. aureus es el intramamario basado en cloxacilina o cefalosporinas.
TRATAMIENTO EN MAMITIS POR STREPTOCOCCUS UBERIS:
Durante el periodo de lactación, el tratamiento recomendado es:
- Vía intramamaria: penicilinas y/o penetamato; nafcilina.
- Vía parenteral: penetamato.
En caso de existir recidivas tras dos tratamientos de 4 días de duración en un intervalo de 10 días, se recomienda secar la vaca.
Durante el periodo de secado se recomienda por vía intramamaria:
- Penicilina y/o penetamato.
- Cloxacilina.
Teniendo en cuenta que el 50% de las nuevas infecciones por S. uberis se producen en los días previos al parto, resulta de gran eficacia tratar en el periparto con penetamato por vía parenteral, durante 2 o 3 días.
TRATAMIENTO EN MAMITIS POR STREPTOCOCCUS DYSGALACTIAE (GERMEN DE ETIOLOGÍA MIXTA):
Si durante la lactación se producen mamitis clínicas, el tratamiento recomendado consiste en:
- Penicilinas y/o penetamato.
- Cefalosporinas.
- Pirlimicina, si la infección es subclínica.
La duración del tratamiento es en todos los casos de 4 días consecutivos. En caso de que no se produzca la curación, esperar al secado.
Como tratamiento de secado se recomienda el tratamiento combinado con:
- Vía intramamaria: penicilina y/o penetamato.
- Vía parenteral: penetamato.
TRATAMIENTO EN MAMITIS POR OTROS ESTREPTOCOCOS:
La mayor susceptibilidad a nuevas infecciones por estreptococos medioambientales se produce durante el periodo seco (5 veces superior que en lactación), especialmente en las dos semanas posteriores al secado y en las dos previas al parto. Para su control son fundamentales las terapias de vaca seca (puesto que el tratamiento es más efectivo durante este periodo) compuestas por penetamato/penicilinas, tanto por vía parenteral como intramamaria. Por otra parte, también pueden realizarse tratamientos durante la lactación, si son muchos los animales afectados. Una alternativa para vacas de infección reciente resistente a los antibióticos es el secado del cuarto afectado o la separación de la leche del mismo durante toda la lactación.
TRATAMIENTO EN MAMITIS COLIBACILARES:
En el caso de mamitis colibacilares agudas el tratamiento de apoyo es de vital importancia. Básicamente la pauta de actuación es la siguiente:
- Ordeños frecuentes cada dos o tres horas.
- Suero hipertónico, calcio, hierro, vitaminas.
- Antiinflamatorios no esteroideos.
- Oxitocina.
Como antibióticos para administrar por vía intramamaria se recomiendan:
- Neomicina.
- Bencilpenicilina.
- Cefalosporinas.
- Gentamicina.
Antibióticos para administrar por vía parenteral:
- Quinolonas.
La administración de pomadas o geles de uso externo descongestionantes de la ubre resulta de gran ayuda.
Para casos leves no se aconseja el uso de antibióticos, sino únicamente la terapia de apoyo.
En mamitis por E. coli la terapia es similar, utilizando únicamente la vía parenteral para la administración de antibióticos, como quinolonas, sulfamidas y gentamicina.
TRATAMIENTO EN MAMITIS POR ENTEROCOCOS:
Teóricamente puede utilizarse cualquier penicilina, aunque en la práctica son frecuentes las recidivas.
TRATAMIENTO EN MAMITIS POR ESTAFILOCOCOS COAGULASA NEGATIVOS (SCN):
Según el National Mastitis Council (NMC), podemos clasificar a estos gérmenes como SCN novobiocina sensibles y SCN novobiocina resistentes.
Tratamiento de SCN novobiocina sensibles:
- En casos de mamitis clínicas: penicilinas y/o penetamato o cefalosporinas (vía intramamaria y/o parenteral).
- En casos de mamitis subclínicas: pirlimicina por vía intramamaria.
Tratamiento de SCN novobiocina resistentes:
- El tratamiento no es necesario ya que presentan curaciones espontáneas.
Como tratamiento de secado podemos utilizar igualmente penicilinas y/o penetamato, o cefalosporinas.
TRATAMIENTO EN MAMITIS POR CORYNEBACTERIUM BOVIS:
De forma general no se recomienda tratar este germen a no ser que se acompañe de unos recuentos celulares elevados. En caso necesario está recomendada la utilización de:
- Penicilina y/o penetamato (por vía parenteral es preferible el penetamato).
- Cefalosporinas.
- Ampicilina.
- Cloxacilina.
TRATAMIENTO DE MAMITIS SEGÚN EL MOMENTO PRODUCTIVO
TRATAMIENTO EN LACTACIÓN:
La respuesta al tratamiento varía según el tipo de germen implicado. Así, mientras que Streptococcus agalactiae tiene un elevado porcentaje de respuesta a los antibióticos (alrededor del 90%), Staphylococcus aureus apenas supera el 50% en el mejor de los casos, siempre y cuando se trate de infecciones recientes y en animales jóvenes. En este último caso, el objetivo del tratamiento es el control de la infección y la resolución de los signos clínicos, y no la curación bacteriológica.
Por otro lado, si bien en ocasiones las mamitis clínicas pueden resolverse de manera espontánea, sin ninguna intervención (casos leves de mamitis colibacilares), en la mayoría de los casos el tratamiento antibiótico está plenamente justificado.
El tratamiento de las mamitis subclínicas durante la lactación sólo se justifica cuando el recuento celular es elevado. En este caso, los gastos generados por el tratamiento quedarían compensados por el ahorro en las pérdidas de producción y la penalización económica por la disminución de la calidad de la leche. Una mención especial merece la infección por Streptococcus agalactiae, en la que, independientemente de la clínica que presente, siempre es conveniente tratar, teniendo como objetivo su erradicación de la explotación.
TRATAMIENTOS DURANTE EL PERIODO DE SECADO:
El tratamiento durante el secado es uno de los pilares de un programa de calidad de leche. Durante este periodo la respuesta a la terapia es mayor que durante la lactación, siendo el momento de elección para tratar infecciones subclínicas presentes durante la lactación. Además, durante el secado el riesgo de infección de la ubre es muy alto y debe protegerse de forma efectiva para evitar mamitis clínicas en la siguiente lactación.
El tratamiento de secado permite, al no tener que retirar la leche, administrar preparados antibióticos de eliminación lenta y, por tanto, de actividad muy prolongada necesarios para tratar gérmenes resistentes.
Existen dos formas de realizar el secado:
- Progresivo: dejar de ordeñar gradualmente la vaca.
- Brusco: el ordeño del animal cesa bruscamente por presión.
El más recomendado actualmente es el secado brusco, ya que el progresivo permite que las mamitis subclínicas puedan evolucionar a clínicas, y porque el RCS individual al final de la lactación se encuentra aumentado.
El secado brusco debe acompañarse de otras medidas, como son:
- Separar las vacas del grupo.
- No pasar a los animales por la sala de ordeño.
- Cambio de alimentación, con ligera disminución de la ingesta de agua.
La elección del antibiótico a utilizar se hará según la etiología predominante en la explotación y siguiendo las recomendaciones dadas para cada germen. Hay que evitar el error de enfocar el tratamiento teniendo en cuenta la etiología de las vacas crónicas, pues podemos fracasar no sólo en éstas, sino en toda la explotación. También se ha de tener en cuenta que el momento de mayor riesgo son las dos primeras (Streptococcus uberis) y dos últimas (Streptococcus uberis y coliformes) semanas del periodo seco.
La aplicación de los tratamientos se realizará de manera higiénica. Es importante registrar el día del secado de cada vaca para evitar problemas de residuos antibióticos tras el parto si se adelanta el mismo. Como medidas complementarias se aconseja la limpieza de camas y que las zonas de pastoreo no estén muy húmedas.
TRATAMIENTOS DURANTE EL PERIPARTO:
Durante este periodo los cambios fisiológicos que se desarrollan en la ubre conducen a un mayor riesgo de infecciones por S. uberis y coliformes. La principal causa de este tipo de mamitis se puede encontrar en el ambiente sucio y húmedo que contamina la punta del pezón, aunque también pueden deberse a otras causa relacionadas con el ordeño, como son:
- Pautas de ordeño inadecuadas que conlleven falta de higiene del pezón (restos de materia orgánica y humedad) o lesiones en el canal del mismo.
- Entrada de aire durante la colocación de las pezoneras.
- Deslizamiento de las pezoneras durante el ordeño (luz de mayor tamaño o pezoneras muy usadas).
- Embocaduras duras que forman anillos en la base del pezón.
- Fluctuaciones de vacío en el colector durante el ordeño.
- Reserva de vacío insuficiente e ineficacia del regulador.
- Periodos secos largos, con un elevado número de días sin terapia de secado.
Para disminuir el riesgo de infecciones por coliformes sería conveniente el uso de aminoglucósidos de amplio espectro y larga actividad durante el secado. Para el tratamiento de infecciones causadas por Streptococcus uberis se aconseja la administración de penetamato por vía parenteral durante 2 o 3 días.
Durante este periodo es frecuente la aparición de edemas en las ubres que facilitan la aparición de mamitis. El mayor tamaño del pezón dificulta la colocación de las pezoneras y la entrada de aire a través de ellas durante el ordeño. Por otra parte, el aumento de la presión de la embocadura sobre la base del pezón (anillo marcado) produce un menor retorno sanguíneo durante la fase de masaje.
VACUNAS Y AUTOVACUNAS
Las vacunas tienen como objetivo aumentar la concentración de inmunoglobulinas en sangre o leche frente a un patógeno determinado, pero no son efectivas en la prevención de nuevas infecciones intramamarias.
Para las mamitis por coliformes se han desarrollado vacunas gracias al descubrimiento de bacterias mutantes gram-negativas. La primera dosis se administra al secado, la segunda a los 30 días y una tercera 14 días después del parto.
En otros países se comercializan vacunas frente a S. aureus capaces de estimular anticuerpos frente a los componentes capsulares y contra las toxinas de la bacteria.
Las condiciones ideales para la vacunación se darían si todas las vacas coincidiesen al mismo tiempo en el periodo de secado; como en la práctica esto es imposible, se suele administrar una primera dosis a todos los animales de la explotación, independientemente de su estado productivo (incluidas novillas preñadas no paridas), una segunda dosis un mes después y una tercera a los seis meses. Se recomienda una revacunación anual. Existe también la posibilidad de combinar la vacunación con terapia antibiótica, tanto en lactación como en secado.
Las autovacunas se elaboran con cepas de la propia explotación y su pauta de administración es similar a las anteriores. Reducen la aparición de mamitis clínicas y el RCS individual. También se pueden combinar con terapia antibiótica en lactación y durante el secado.