Microbiología de las mastitis: Streptococcus agalactiae
Contaminación de la leche por esporas butíricas
La presencia de esporas butíricas en la leche conlleva problemas en la elaboración quesera. La importancia de la contaminación por esporas depende sobre todo de la calidad del ensilado administrado y de la higiene durante el ordeño.
En la elaboración del queso se producen principalmente dos tipos de alteraciones o defectos de textura provocados por fermentaciones gaseosas anormales conocidas como hinchazón temprana y tardía del queso:
Las bacterias que intervienen en la hinchazón tardía de los quesos, o hinchazón butírica, son dos especies no patógenas: Clostridium butyricum y Clostridium tyrobutyricum, siendo esta última considerada como la más peligrosa para la industria láctea, aunque no representa peligro para la salud del consumidor. Se trata de bacterias anaeróbicas obligadas o estrictas, es decir, que se desarrollan en ambientes libres de oxígeno, grampositivas y formadoras de endosporas termorresistentes que sobreviven a la pasteurización, pero no al tratamiento UHT o de esterilización de la leche. Se desarrollan bien a pH ácido y en torno a la neutralidad. El pH óptimo de Clostridium tyrobutytiricum es de 5,8 y su temperatura óptima de 37 °C.
El suelo y la tierra, tanto del campo como de los lugares donde se almacenan los forrajes, es el hábitat natural de las esporas de las bacterias del género Clostridium.
Estos microorganismos se multiplican en determinadas condiciones, como sucede en los ensilados mal conservados, sobre todo en los silos que no tienen una excesiva acidez ni una gran aireación, como ocurre en los ensilados almacenados con un pH superior a 4 y un contenido elevado de nitrógeno amoniacal e incluso en el almacenamiento de forrajes secos con un elevado contenido de humedad o en ensilados contaminados con el suelo. Tras la ingestión de un alimento contaminado, las esporas resisten el paso por el tracto gastrointestinal del animal, son eliminadas a través de las heces, y en el caso de un manejo inadecuado (malas prácticas higiénicas), contaminan el medio, la sala de ordeño y otras instalaciones, llegando a la leche. La leche se contamina principalmente en el momento del ordeño, permaneciendo las esporas en estado latente hasta que se dan las condiciones adecuadas de germinación en el periodo de maduración del queso.
La contaminación inicial depende fundamentalmente del contenido en esporas del forraje que se va a ensilar, de la limpieza del silo antes del proceso de ensilaje y de los aportes de tierra durante el proceso, bien en la recolección o bien en el pisado con el tractor, si se da el caso.
Los criterios de aceptación para ensilados, utilizados en Italia y Francia, en función del nº de esporas/g se muestran en las tablas siguientes.
Y los criterios de aceptación para las heces, utilizados en Italia y Francia, en función del nº de esporas/g se muestran en las siguientes tablas.
El nivel de contaminación de la leche por clostridios está condicionado por el número de esporas presentes en la alimentación de las vacas de ordeño, sobre todo cuando se utilizan ensilados de mala calidad, así como por las condiciones higiénicas de la explotación, en particular de la sala de ordeño (Baraton, 1985; Vissers et al., 2007).
Reduciendo la contaminación en el silo, probablemente se reducirá la contaminación de la leche; para ello es muy importante controlar el proceso de fermentación del silo.
Una higiene deficiente en la sala de ordeño facilita la contaminación de las ubres y del equipo de ordeño por heces, favoreciendo la contaminación de la leche con esporas. En la leche del tanque, el mayor porcentaje de muestras con recuentos altos de esporas se produce en otoño e invierno, siendo los recuentos menores en verano.
En cuanto a la salud del animal, el consumo de silos con alto contenido en ácido butírico, aumenta el riesgo de cetosis. Cuando este ácido es absorbido en el rumen, alcanza el hígado, donde es transformado en β-hidroxibutirato (cuerpo cetónico). Como consecuencia de esta cetosis de origen alimenticio, el animal disminuye la producción de leche y su desempeño reproductivo. Además, estos silos en los que predominó la fermentación butírica, en lugar de láctica como es deseado, son rechazados por las vacas debido a su mal olor y baja palatabilidad.
Ciertos tipos de clostridios pueden causar problemas serios de salud. Una especie extremadamente tóxica es Clostridium botulinum. Tras la ingestión de un alimento contaminado por esta especie, las esporas resisten el paso por el tracto gastrointestinal del animal y pueden germinar y multiplicarse, formando toxinas (neurotoxina) en el intestino y provocándoles una enfermedad llamada “botulismo visceral”.
Las esporas acidobutíricas presentes en la leche por contaminación son resistentes a la temperatura de pasteurización y cuando las condiciones son favorables, a lo largo de la maduración del queso, se produce la germinación de las esporas y la multiplicación de las formas vegetativas, fermentando el lactato y liberando gas y ácido butírico.
En el desarrollo de los clostridios intervienen varios factores:
Estas bacterias utilizan el ácido láctico, pero cuando este alcanza una concentración suficiente (esto es, un pH <4,6) su acción es inhibidora. Por lo tanto, los clostridios no son un problema en los quesos de coagulación ácida o mixta de carácter ácido, pero sí lo son para los quesos de pasta prensada.
Los quesos afectados por esta fermentación presentan defectos de textura y aspecto, como grietas y cavernas, que pueden llegar a provocar la rotura de la masa, e incluso defectos organolépticos (olor y sabor desagradables) debidos a la formación de ácido butírico
Los clostridios representan un problema para los quesos de pasta prensada.
Estas alteraciones, aunque no suponen un riesgo para la salud, reducen la calidad del producto y condicionan su comercialización, provocando importantes pérdidas económicas.
La velocidad de aparición de la hinchazón tardía, así como la proporción de quesos afectados, está estrechamente relacionada con el número de esporas presentes inicialmente en la leche. Se considera como umbral crítico unas 200 esporas por litro de leche.
Frente a la contaminación butírica se puede actuar a dos niveles: preventivo, tomando medidas principalmente en las explotaciones, y paliativo, en las queserías. Las medidas paliativas que puede aplicar la industria para reducir este defecto son de coste muy alto e indeseables para la seguridad de los consumidores (adición de aditivos químicos); por lo tanto, la forma más efectiva es la preventiva por parte del productor, aplicando buenas prácticas desde la producción del forraje hasta el ordeño, mejorando la salud de los animales, la producción de leche y la seguridad de los consumidores.
La mejor forma de combatir la contaminación butírica es prevenirla en su lugar de origen: las explotaciones. Para ello, son precisos la buena práctica del ensilaje y el establecimiento de estrictas medidas higiénicas en las ganaderías, tanto en los alojamientos como en la sala de ordeño y lechería.
Buena práctica del ensilaje
Para realizar un buen ensilado hay que considerar los siguientes puntos y prácticas:
El empleo de aditivos en el proceso de ensilado tiene como fin contribuir a la creación de unas condiciones óptimas que permitan mejorar la conservación y el valor nutritivo del alimento resultante.
Buenas prácticas de manejo
Establecer estrictas medidas higiénicas en las ganaderías, tanto en los alojamientos como en la sala de ordeño y lechería, son indispensables para disminuir los recuentos de esporas butíricas, siendo fundamental la labor de formación de los ganaderos en cuanto a buenas prácticas de manejo, así como el asesoramiento por parte de personal técnico.
Hay que tener en cuenta, a la hora de diseñar la explotación, que las estabulaciones que cuentan con suelo emparrillado son muy difíciles de controlar, ya que el ambiente que se genera produce una recirculación de las esporas butíricas que se depositan encima del alimento y dan heces con cargas muy altas de microorganismos butíricos.
También las instalaciones de ordeño que están en el mismo lugar que la estabulación de las vacas son difíciles de controlar, ya que los agujeros de admisión de aire de los colectores inyectan aire contaminado a la leche.
A la hora de diseñar estabulaciones hay que tener en cuenta dos aspectos importantes:
Control de la incidencia de esporas butíricas en las ganaderías
Puede efectuarse mediante el recuento del número de esporas butíricas en la leche cruda, en el marco de los sistemas de control de la calidad de la leche implantados por los laboratorios interprofesionales.
El análisis más empleado para el recuento de esporas butíricas, como método de referencia, es su estimación mediante la técnica, con base estadística, del número más probable (NMP). El método estima el número de esporas por lo que es necesario un tratamiento térmico previo que elimine las formas vegetativas, quedando solo las esporas. A pesar de la generalización del método, tanto la composición del medio como la temperatura y el tiempo de tratamiento térmico son variables. En general, se recomienda un tratamiento térmico de 75-80 °C durante 5-10 minutos. El medio de cultivo más ampliamente utilizado es el de Bryant y Burkey con resazurina y lactato modificado (Bèrgere et al., 1968). El periodo de incubación en condiciones anaeróbicas es de 7 días a 37 °C.
Este tipo de medidas se aplican fundamentalmente en las queserías y se basan en la eliminación de gérmenes mediante diferentes tecnologías:
Tratamientos mecánicos
Los procedimientos mecánicos que pueden efectuarse para disminuir la contaminación butírica son:
Tratamientos químicos
En lo referente a los tratamientos químicos, pueden utilizarse diferentes sustancias:
References & Footnotes
Baraton, Y. La contamination du lait par les spores butyriques. Le Point Sur. Edite par L’Institut Technique de L’Elevage Bovin, 1985; 32.
Bèrgere, J.L., Gouet, P., Herm ier, J., Mocquot, G. Les Clostridium du groupe butyrique dans les produit laitiers. Annales du Institue Pasteur (Paris). 1968; 19:41-54.
Burt, R., Bluthgen, A., Heeschen, W.H. Nitrate, nitrite, nitrosamines. Monograph on residues and contaminants in milk and milk products. Bulletin of the International Dairy Federation. Special Issue. 1997; 970:74-78.
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Vissers, M.M.M., Driehuis, F., Te Giffel, M.C., De Jong, P., Lankveld, J.M.G. Concentrations of butyric acid bacteria spores in silage and relationships with aerobic deterioration. Journal of Dairy Science, 2007; 90(26):928-93