

Mastitis en novillas. Factores de riesgo
Factores de riesgo
Son muchos los factores que contribuyen a la aparición de mastitis en novillas, en general todos los que faciliten que los pezones de las novillas se expongan a los microorganismos causantes de IIM:
- Epidemiología de la explotación.
- Alimentación de las terneras.
- Instalaciones.
- Moscas como vectores.
- Alimentación de las novillas.
- Presencia del tapón de queratina.
Epidemiología de la explotación
La prevalencia de mastitis en una determinada explotación se puede considerar como un factor de riesgo importante. Una prevalencia alta de mastitis clínicas y subclínicas causada por microorganismos, como por ejemplo por S. aureus, será un factor de riesgo determinante de infección en las novillas (Fox, 2009). Esto no ocurre para todos los microorganismos. Por ejemplo, un estudio realizado en la Universidad de Berlín por Tenhagen et al., reveló que existía una correlación entre la prevalencia de IIM encontradas en novillas antes del parto con las mastitis clínicas que tenían las vacas adultas, esto se cumplía para Streptococcus dysgalactiae y para S. aureus.
Alimentación de las terneras
La alimentación de las terneras es un factor de riesgo bien conocido y científicamente probado en innumerables estudios. La leche con la cual se alimenta a las terneras puede contener microorganismos causantes de mastitis. El contagio se realiza mediante transmisión mecánica, desde la boca se transmiten las bacterias a la piel del pezón, aunque este mecanismo no se conoce perfectamente. Staphylococcus aureus es uno de los patógenos que más pérdidas ocasiona debido a la patogenicidad que le caracteriza. Invade el tejido secretor mamario causando infecciones crónicas, reduciendo la producción de leche y aumentando el RCS. Esta bacteria se encuentra en la ubre de vacas infectadas y llega a las terneras cuando se alimentan con leche procedente de vacas con Staphylococcus aureus o cuando entran en contacto con utensilios contaminados con esta bacteria (Roberson et al., 1998). Cuando las terneras ingieren leche contaminada pueden lamerse las extremidades posteriores y la ubre e infectar de esa manera los pezones. La pasteurización de la leche es el método más eficaz para disminuir el riesgo de infección o sencillamente alimentar con sustitutos lácteos
Instalaciones
Las terneras deberán alojarse en casetas individuales (fig. 16) y posteriormente en grupos reducidos vigilando en todo momento que no se mamen unas a otras. Si las novillas se alojan con vacas adultas, situación que está muy extendida (vacas secas y novillas preñadas en el mismo corral), se incrementará el riesgo de tener mastitis después del parto. Por esta razón se recomienda separar a las novillas de las vacas adultas (Barkema et al., 1999). La transmisión también puede ocurrir cuando se comparte el patio de animales enfermos con vacas y novillas recién paridas. La cama se puede contaminar con bacterias como Staphylococcus aureus y posteriormente transmitirse a las novillas recién paridas, o simplemente por utilizar el mismo equipo de ordeño que se usa para ordeñar vacas con mastitis clínica. El ambiente donde está la novilla influirá en la aparición de mastitis. Esto sucede tanto para las novillas que están en pastoreo (fig. 17) como para las estabuladas (Compton et al., 2007). La higiene del ambiente es importante, por ejemplo unas novillas que tengan las ubres sucias tendrán más riesgo de padecer mastitis al igual que las ubres descolgadas que lógicamente estarán más cerca del suelo. Las mastitis que se darán con más probabilidad serán las causadas por estreptococos ambientales y coliformes.
Moscas como vectores
El papel que juegan las moscas en la mastitis se conoce desde hace tiempo. En 1940 Sanders publicó dos estudios en los cuales se llegó a la conclusión de que dípteros como la mosca domestica (Musca domestica) y la mosca de la fruta (Hippelates) podrían actuar como vectores de mastitis causada por estreptococos. En 1942 Ewing identificó estafilococos patógenos en cinco moscas de 2.629 capturadas en un establo con 61 vacas lecheras. Daniel y Elliot en 1974 demostraron durante un año analizando 180 moscas en Kentucky que el 35% de ellas contenía en su aparato digestivo estafilococos y en el 14,5% de ellas tenían Staphylococcus aureus.
Desde hace muchos años, los propios ganaderos han relacionado la aparición de la mastitis de verano con las moscas. De hecho, en 1955 Aehnelt usó en Alemania insecticidas cada tres semanas desde mayo a septiembre para controlar este tipo de mastitis. Durante los años 70 hubo muchos estudios para intentar reconocer qué tipo de mosca era la causante de la mastitis de verano. Todo indicaba que se trataba de una mosca chupadora que vive en los países del norte de Europa, concretamente en Dinamarca y Gran Bretaña, denominada mosca de la cabeza (Hydrotaea irritans) debido a que causa irritación en la cabeza de las ovejas. En Weybridge (Inglaterra) un grupo de investigadores demostraron que era esta mosca la transmisora de bacterias como Arcanobacterium pyogenes.
También en Inglaterra aislaron otro tipo de bacterias causantes de la mastitis de verano como Peptococcus indolicus, además de Streptococcus dysgalactiae y Streptococcus uberis. Existe otra mosca picadora denominada mosca de los cuernos (Haematobia irritans) que tienen un papel importante como vector en la transmisión de Staphylococcus aureus entre novillas (Nickerson et al., 1995). Las moscas pueden ser colonizadas por S. aureus y esta bacteria puede multiplicarse en gran medida en la mosca y así permanecer varios días. Cuando las moscas van a los pezones de las novillas se puede producir la infección, esto se comprobó por técnicas de biología molecular viendo que el ADN del S. aureus de la mosca de los cuernos era el mismo que el que estaba causando la IIM (Gillespie et al., 1999). Esto indica que la mosca de los cuernos puede transmitir S. aureus a los pezones de las novillas si es portadora de esta bacteria en suficiente cantidad. Se demostró que las heridas ocasionadas por las mordeduras de las moscas en la punta de los pezones de las novillas tenían gran cantidad de S. aureus (>107) (Owens et al., 1998). La mosca de los cuernos también se ha relacionado con una dermatitis que finalmente ocasiona una atresia del canal del pezón. Mediante un examen por palpación se nota un cordón fibroso y un menor desarrollo de la glándula (Edwards et al., 2000).
Alimentación de las novillas
En lo que respecta a la alimentación de las novillas y la incidencia de mastitis, un balance energético negativo va a predisponer al desarrollo de edemas y también, parece ser, a una peor respuesta inmunitaria. Ambos factores son decisivos para la aparición de mastitis. El edema de ubre es un factor de riesgo para que la novilla tenga mastitis clínica y subclínica. La alimentación y la genética son los factores que predisponen a la aparición de los edemas. La formación del edema se produce debido a que el flujo sanguíneo de la glándula mamaria se
reduce. Esto se asocia al aumento de la presión sanguínea en las venas epigástricas craneales (Al-Ani y Vestweber, 1986) debido originalmente a un incremento en el flujo sanguíneo. Como consecuencia aumenta la presión hidrostática y el flujo sanguíneo se ralentiza. Una vez que se ha producido el edema lo que ocurre es un trastorno de la función secretora de la ubre, el ordeño se dificulta y la consecuencia inmediata es la aparición de mastitis. La aparición de edemas se ha relacionado con dietas pobres en magnesio y ricas en potasio y sodio
(Nestor et al., 1988)
Presencia del tapón de queratina
La ausencia de tapón de queratina puede ser un factor predisponente para la aparición de mastitis en novillas. En España, Jiménez et al., en 2005 estudió la presencia del tapón de queratina visualizando un total de 628 pezones de novillas 60 días antes del parto. La presencia o ausencia del tapón se relacionó con la presencia de IIM. La presencia del tapón de queratina fue detectada en 306 pezones (48,7%). Un 87% de los cuarterones cuyos pezones sí tenían tapón de queratina estaban sanos, no tenían ninguna IIM. Sin embargo, el 59% de los cuarterones en cuyos pezones no se detectó tapón de queratina estaban infectados.
No se conocen los mecanismos que influyen en la formación del tapón de queratina, pero indudablemente la nutrición y la genética desempeñarán un papel importante.
Control de infecciones intramamarias en las novillas
Las medidas de control que se pueden aplicar para reducir o incluso erradicar la mastitis en las novillas las podemos dividir en medidas de manejo y medidas terapéuticas.
Medidas de manejo
Control de mastitis en vacas
Una de las prácticas de manejo que se puede aplicar es controlar la mastitis en las vacas adultas ya que si existe un problema en las vacas habrá más posibilidad de que las novillas se infecten. Como regla general podemos decir que si hay menos vacas infectadas habrá también menos novillas infectadas.
Alimentación de las terneras
Hay que evitar que la leche de vacas infectadas sirva de alimento para las terneras. La leche sin pasteurizar es un problema en muchas granjas no solo de aparición de mastitis sino de otras muchas enfermedades como puede ser la paratuberculosis. La recomendación, en caso de alimentar terneras con la leche de las vacas, es que esa leche se someta a un tratamiento de pasteurización. Si no es posible la pasteurización, la recomendación es alimentar con reemplazantes lácteos.
Ambiente
En el medio ambiente también se puede incidir, y se debe controlar en todas las etapas de la vida de la vaca. El uso de casetas individuales minimiza la transmisión de microorganismos y por tanto la exposición a las bacterias. De esta manera se reducirán las infecciones. Se deberán alojar terneras en grupos reducidos evitando en todo momento que se mamen entre ellas. Las terneras adultas no se deben alojar con vacas adultas y por supuesto se debe mantener una higiene razonable, evitando el contacto con el estiércol. El control de las moscas es fundamental. En todas las etapas se debe reducir al mínimo posible la existencia de las moscas. Un detalle importante es determinar qué especies de moscas son las predominantes. Prácticamente el control
se debe centrar en la mosca de los cuernos (Haematobia irritans) y en la mosca de la cabeza
(Hydrotaea irritans), dependiendo del área geográfica. La mosca de la cabeza abunda en Gran Bretaña, en Europa central y en Dinamarca. Habita normalmente en bosques y atacan principalmente al ganado ovino aunque también al ganado bovino. Esta mosca chupadora se alimenta de secreciones, heridas, etc. La hembra deposita los huevos en las grietas del suelo, en la hojarasca, en el estiércol o en los pastos y se caracteriza por tener solamente un ciclo anual. La mosca de los cuernos vive en prácticamente todo el mundo: Europa, norte de África, Asia y América. Las moscas adultas se alimentan de la sangre de las vacas y la hembra adulta abandona el animal para depositar los huevos en la materia fecal fresca. El ciclo vital de la mosca de los cuernos dura entre 9-17 días dependiendo de la temperatura. Normalmente esta mosca suele ser estacional, existiendo un pico al final de la primavera y principios del verano y otro al final del verano y principios del otoño. La lucha contra estas dos especies de moscas se realiza mediante el uso de piretroides, organosfosforados, carbamatos y avermectinas. Se aplica directamente sobre los animales, ya sea sobre el cuerpo de las novillas (método pour on) o por aspersión. También existe la posibilidad del uso de crotales para la oreja o cintas adhesivas para la cola. Los tratamientos por vía pour on más usados son la deltametrina cuya duración es de 8 a 10 semanas y la eprinomectina cuya duración es de unos cinco días. Entre los principios activos usados en los crotales destacan las avermectinas, los piretroides como la cipermetrina y los organofosforados como el diazinón y el clorpirifos.
En cuanto al manejo de la alimentación es muy importante evitar la aparición de edemas para reducir el riesgo de mastitis. El ordeño preparto puede ayudar a reducir el riesgo de edemas (Slettbakk et al., 1995; Waage et al., 2001) y evita que las novillas tiren leche, por tanto se puede considerar una buena medida para prevenir la mastitis. Las novillas pueden empezar a ser ordeñadas 14 días antes de la fecha prevista del parto. Las hijas de estas novillas irremediablemente se tendrán que alimentar con calostro congelado que exista en la granja, a ser posible pasteurizado. Otra medida es prevenir un balance energético negativo y una pérdida de la condición corporal que dé lugar a la aparición de una cetosis (McDougall et al., 2009).
Vacunación
La vacunación de las novillas es una excelente herramienta para prevenir la aparición de mastitis.
Las primeras vacunas contra Staphylococcus aureus se desarrollaron en los años 90. En 1994 Nordhaug et al. realizó un estudio con una vacuna experimental cuya composición era la bacteria inactivada con la pseudocápsula, las toxinas alfa y beta y como adyuvante un aceite mineral. 108 novillas fueron objeto del estudio. A las novillas se les inyectó la vacuna en los ganglios linfáticos supramamarios. Los resultados fueron buenos ya que ninguna novilla vacunada tuvo mastitis clínica al parto y un 8,6% tuvo mastitis subclínica por Staphylococcus aureus. Por el contrario, en el grupo control de novillas un 16% tuvo mastitis clínica o subclínica por Staphylococcus aureus. Nickerson et al. en 1999 estudió el efecto de una vacuna contra Staphylococcus aureus a base de un lisado de esta bacteria. Las novillas se vacunaron a los seis meses de edad, se revacunaron a las dos semanas y se fueron revacunando cada seis meses hasta el parto. Se consiguió una reducción de las nuevas infecciones intramamarias causadas por Staphylococcus aureus durante la gestación y el parto de un 45% con respecto a las novillas no vacunadas. Con respecto a las nuevas infecciones durante la gestación y el parto causadas por SCN, se consiguió una reducción de un 30%. En los últimos años ha salido al mercado una vacuna inactivada contra Staphylococcus aureus, SCN y Escherichia coli. Esta vacuna está basada en un componente extracelular antigénico denominado Slime Associated Antigen Complex (SAAC). Este slime o biofilm se considera un factor de patogenicidad de Staphylococcus aureus y de los SCN que les confiere la característica de la adhesión. Además, incorpora el antígeno J-5 de Escherichia coli. Un estudio realizado por Jiménez et al. En 2009 con esta vacuna obtuvo resultados satisfactorios. Se vacunaron 43 novillas con tres dosis. La primera dosis se aplicó 45 días antes de la fecha prevista de parto, la segunda dosis 10 días antes y la última dosis 52 días después del parto. El grupo control fueron 45 novillas que no recibieron ningún tipo de tratamiento. Hubo una reducción en la incidencia de nuevas infecciones al parto en las novillas vacunadas (6,2% frente a 24,1%). No hubo ningún aislamiento de Staphylococcus aureus en las novillas vacunadas frente a un 4,7% en las no vacunadas. En las novillas vacunadas los aislamientos de Escherichia coli fueron de un 8,6% y en las no vacunadas un 21,4%. Esto supone una reducción de un 59%. Hubo una reducción de la incidencia de mastitis clínica en los tres meses siguientes de un 74% en las novillas vacunadas (Jiménez et al., 2011).
Selladores internos
Otra práctica que ha resultado ser útil es la protección de los pezones de las novillas mediante la aplicación de selladores internos. Estos trabajos realizados principalmente en Nueva Zelanda demostraron que la aplicación de selladores internos del pezón un mes antes de la fecha prevista de parto reducen la aparición de mastitis subclínicas causadas por Streptococcus uberis en un 84% y la aparición de mastitis clínica dentro de las dos primeras semanas posparto en un 68% (Parker et al., 2007). La aplicación de baños de pezones puede ayudar a reducir las infecciones intramamarias causadas por Streptococcus uberis. López
Benavides et al. en 2009 realizaron un estudio con 54 novillas (27 eran el grupo control) a las que les aplicaron un baño de pezones en spray tres veces/semana tres semanas antes del parto. Este baño de pezones estaba formulado a partir de yodo. Como resultado, los pezones de las novillas a las que se les aplicó el baño contenían menos colonias de Streptococcus uberis que los que no fueron sometidos al baño. Además, las novillas a las que les aplicó el baño de pezones tuvieron menos IIM causadas por Streptococcus uberis (4% frente a 11%) con un menor recuento celular.
Medidas terapéuticas
Existe mucha controversia en el uso de antibióticos cuando se utilizan como preventivos dentrde los programas de manejo normales en las explotaciones lecheras. Una práctica habitual y extendida es la terapia de la vaca seca cuya finalidad es la curación de las infecciones presentes al secado y la prevención de infecciones que puedan ocurrir durante el secado. El problema es que podemos saber si una vaca está infectada al secado pero no podemos predecir que no se infectará durante el periodo seco. Con las novillas ocurre lo mismo, en algún caso donde la prevalencia de infecciones es muy alta se opta por el uso de una terapia generalizada para aumentar la tasa de curación. En vez de un blanqueo generalizado, en novillas se podría realizar una terapia selectiva. Es decir, tratar solamente aquellas novillas que realmente estén infectadas. Pero, como es de suponer, se complicaría demasiado el manejo ya que habría que determinar qué animales están infectados. En las explotaciones en las que exista un alto riesgo de mastitis causada por patógenos mayores se contempla el tratamiento generalizado o extendido de las novillas dentro de un uso racional de antibióticos.
Las opciones al respecto son:
- Tratamiento intramamario con productos de lactación durante el preparto.
- Terapia de la vaca seca aplicada dos meses antes del parto.
- Tratamiento intramuscular.
Tratamiento intramamario con productos de lactación en preparto
En un estudio muy importante realizado en la granja experimental de la Universidad de Tennessee en Lewisburg en 1992 y dirigido por Stephen P. Oliver se obtuvieron datos relevantes. Se hicieron tres grupos con 115 novillas Jersey preñadas, al primer grupo (41) no se les aplicó ningún tratamiento, al segundo grupo (38) se les aplicó cloxacilina sódica en todos los cuarterones siete días antes de la fecha prevista del parto, y al tercer grupo (36) se les aplicó cefapirina sódica siete días antes de la fecha prevista del parto. Se tomaron muestras duplicadas de todos los cuarterones siete días antes de la fecha prevista del parto y los días 3 y 10 después del parto. Un cuarterón se consideraba infectado antes del parto cuando se aislaba el patógeno en las dos muestras duplicadas tomadas antes del parto. Un cuarterón se consideraba infectado durante el posparto cuando se aislaba el mismo patógeno los días 3 y 10 después del parto. Un 90% del total de las novillas estaban infectadas siete días antes del parto, un 78% de las novillas del primer grupo (no tratadas) estaban infectadas después del parto a diferencia de las novillas tratadas en las que solamente un 17,6% estaban infectadas. Los patógenos más aislados fueron Streptococcus uberis, Streptococcus dysgalactiae y SCN
En 1997 el mismo autor dirigió otro estudio con 82 novillas Jersey. 42 novillas sirvieron de grupo control y a 40 novillas se les aplicó una infusión de cefapirina sódica 14 días antes de la fecha prevista del parto. Se tomaron muestras 14 días antes de la fecha prevista del parto, tres días después del parto y también a lo largo de la lactación. En el grupo control se obtuvo un 67% de las muestras con aislamiento de patógenos y un 64% en el grupo de novillas tratadas 14 días antes de la fecha prevista del parto. A los tres días posparto un 56% de las muestras obtenidas de las novillas fueron positivas en el grupo control y un 16% en el grupo de novillas tratadas. A los 30 días posparto un 36% de las muestras fueron positivas en el grupo de novillas control
y un 8% de las muestras en el grupo de novillas tratadas. En este estudio los SCN fueron los patógenos
que se aislaron con más frecuencia. Se han probado otro tipo de antibióticos como penicilina-novobiocina, o hidroclorhidrato de pirlimicina con resultados aceptables. En 2004 el mismo autor realizó un estudio también con novillas Jersey (Oliver et al., 2004b). Se tomaron muestras de 70 novillas 14 días antes de la fecha prevista de parto, el 71,3% de los cuarterones estaban infectados con SCN (61%), Streptococcus uberis (19%), Staphylococcus aureus (8%) y otros estreptococos. Se hicieron tres grupos de novillas, al primero se le trató con penicilinanovobiocina, al segundo con hidroclorhidrato de pirlimicina y un tercero que sirvió de grupo control. Se observaron las infecciones intramamarias en los primeros días de la lactación en los tres grupos. En el grupo 1, el 75% de los cuarterones no estaba infectado, en el grupo 2, el 87% de los cuarterones tratados no estaba infectado y en grupo control, el 56% de los cuarterones no estaba infectado.
Un trabajo más reciente lo realizó J. Philippe Roy en Québec en 2007. 219 novillas fueron tratadas y 209 se incluyeron en un grupo control. Al grupo tratado se les administró pirlimicina entre 6 y 12 días antes de la fecha prevista del parto, posteriormente se tomaron muestras después del parto. Hubo una reducción en la prevalencia mayor en el grupo tratado con respecto al grupo control (56% frente a 34%). Hubo más curaciones de los cuarterones que estaban infectados con SCN antes del parto en el grupo tratado (77% frente a 56%), la prevalencia de las infecciones en los cuarterones infectados con Staphylococcus aureus se redujo en un 44% y en el grupo control no hubo ninguna curación.
La mayor ventaja de estos tratamientos pocos días antes de la fecha prevista del parto se basan en que la glándula mamaria es muy susceptible a adquirir una infección intramamaria (Oliver y Sordillo, 1988).
Terapia de la vaca seca aplicada dos meses antes del parto
Trinidad et al. (1990c) demostraron que la aplicación de productos de secado a las novillas preñadas durante diferentes periodos de la preñez resultaba efectiva para reducir la prevalencia de infecciones. Esta reducción no fue tan evidente como la demostrada por Oliver et al., 1992, 1997b, 2003, 2004b). Los mejores resultados se alcanzaron con tratamientos de vaca seca durante el tercer o último trimestre de gestación (Owens et al., 2001; Middleton et al., 2005). El trabajo realizado por Trinidad et al. en 1990 demostró una reducción de la prevalencia de un 60% en 35 novillas Jersey tratadas con penicilina-estreptomicina. En las 38 novillas que sirvieron como grupo control no hubo ninguna reducción en la prevalencia. La prevalencia de las infecciones causadas por Staphylococcus aureus se redujo de un 17,1% a un 2,9%, en las novillas no tratadas la reducción fue de un 26,3% a un 15,8%. Owens et al., en 1994 demostraron que el uso de una terapia de vaca seca con cefapirina aplicada 10-12 semanas antes del parto reducía la prevalencia de infecciones causadas por Staphylococcus aureus (96%), especies de estreptococos (100%) y SCN (90%). El mismo autor en
2001 realizó un amplio estudio con 233 novillas usando cuatro formulaciones comerciales para vacas secas, penicilina-novobiocina, cefapirina, penicilina-estreptomicina, cefalonium y un quinto producto experimental con tilmicosina. Los tratamientos tuvieron lugar en tres periodos antes del parto, de 0 a 90 días, de 90 a 180 días y de 180 a 270 días preparto. La tasa de curación obtenida con los cinco productos fue igual de efectiva para Staphylococcus aureus, y fue mucho más efectiva que la tasa de curación espontánea obtenida en el grupo control. Cuando se hizo el tratamiento en el último trimestre de la gestación se encontró una tasa de curación mayor. En 2005 Jiménez et al. realizaron un estudio en una granja comercial donde 68 novillas fueron
tratadas con cefalonium dos meses antes de la fecha prevista del parto y 74 novillas fueron consideradas grupo control. La tasa de curación fue de un 31% en el grupo de las novillas tratadas y de un 12,9% en el grupo control. En este estudio la mayoría de las infecciones estaba causada por SCN (trabajo no publicado).
Tratamiento intramuscular
El producto más utilizado en los estudios ha sido el penetamato iohidrato que es un éster dietilaminoetanol iohidrato de bencilpenicilina. Después de la inyección intramuscular es rápidamente absorbido a la corriente sanguínea por donde va a circular sin disociarse hacia la barrera hematomamaria, la cual va a atravesar debido al gradiente de la leche (pH 6,6-6,8) y del plasma (pH 7,2), también debido a que es una base débil (pKa 8,4), altamente lipofílico y la barrera es lipoproteica. Cuando atraviesa la barrera comienza a disociarse parcialmente en penicilina G y dietilaminoetanol. Esta disociación continúa a medida que se distribuye por la ubre. La penicilina G es rápidamente ionizada en la ubre (pKa 2,8) haciendo que no retorne hacia el torrente sanguíneo alcanzando así altas concentraciones en la glándula mamaria (Friton et al., 2003). En 2007 Almeida et al. demostró que el penetamato iohidrato a concentraciones iguales o mayores a 0,032 mg/ml eliminaba más del 87% de los Streptococcus uberis, Streptococcus dysgalactiae y Staphylococcus aureus presentes en el citoplasma de las células epiteliales mamarias. El penetamato iohidrato es capaz de entrar en las células epiteliales mamarias y destruir a los patógenos intracelulares sin afectar a la viabilidad de las células. El penetamato inyectado en novillas antes del parto provoca un incremento de la concentración de penicilina G en la glándula mamaria muy superior a la concentración mínima inhibitoria (CIM90) de los patógenos asociados con la mastitis en novillas (Passchyn et al., 2010). Moroni et al. en 2002 realizaron un estudio en Italia en el que pudieron ver que aplicando dos inyecciones de penetamato en un intervalo de 24 horas dos meses antes de la fecha prevista del parto se reducían las infecciones intramamarias causadas por Staphylococcus aureus. Además, los autores concluyeron que las novillas tratadas tuvieron un menor RCS y aumentaron la producción de leche con respecto a las novillas no tratadas. En otro estudio en Nueva Zelanda 57 novillas se trataron con penetamato y 39 no se trataron, actuando como grupo control. La incidencia de mastitis se redujo a un 22,8% en las tratadas y a un 41% en las no tratadas, las tratadas aumentaron la producción de leche (Bryan y Friton, 2005). En un rebaño con una alta prevalencia de Staphylococcus aureus se trataron con penetamato las novillas justo al parto. Las infecciones intramamarias se redujeron considerablemente y la producción de leche fue superior en las novillas tratadas (Kreiger et al., 2007). En un estudio realizado por Passchyn et al., en 2011 en Bélgica en 10 explotaciones comerciales bien manejadas y sin problemas de mastitis en novillas se comprobó que el tratamiento con penetamato (tres inyecciones durante tres días seguidos, dos semanas antes de la fecha prevista de parto) reducía las infecciones causadas por todos los patógenos y aumentaba la producción. En este estudio 76 novillas fueron tratadas y 73 no (grupo control). También existen otros antibióticos como algunos
macrólidos que alcanzan concentraciones en la ubre que exceden de la CMI de los patógenos involucrados en la mastitis de las novillas (Ziv, 1980). Los únicos datos publicados que hacen referencia a los macrólidos en novillas son los resultados de un estudio realizado en Nueva Zelanda con 268 novillas. En este estudio se trataron novillas unos 27 días (de media) antes de comenzar la época de partos (donde existen partos estacionales) con 5 g de tilosina (tres inyecciones a intervalos de 24 horas). No se observó ningún efecto en la reducción de infecciones intramamarias, en la curación de infecciones existentes ni en la reducción del riesgo de mastitis clínica (Parker et al., 2008).
Problemas de residuos de antibióticos después de un tratamiento
Una de las desventajas del uso de antibióticos antes del parto en las novillas es el riesgo de residuos de antibióticos en la leche. En un estudio realizado por Oliver (1992) se tomaron muestras de todos los cuarterones de 98 novillas en el primer ordeño, el sexto ordeño y 10 días después del parto para determinar los residuos de antibióticos usando discos de inhibición del Bacillus stearothermophilus. Las novillas habían sido tratadas con cloxacilina y con cefapirina. El 17% de las muestras de calostro de novillas tratadas con cloxacilina fueron positivas. La mayoría de estas muestras positivas procedían de novillas que habían parido dentro de los cinco días tras el tratamiento. Solamente un 4,5% de estas muestras procedían de novillas tratadas después de siete días tras el parto. Las muestras obtenidas a los tres días posparto fueron todas negativas. Sin embargo, el 85% de las muestras de calostro de novillas tratadas con cefapirina fueron positivas. El 28,2% de las muestras a los tres días posparto fueron positivas. Hubo variaciones individuales, por ejemplo dos novillas que parieron ocho días después del tratamiento con cefapirina a los tres días posparto dieron negativo en todas las muestras, por el contrario seis muestras de cuatro novillas que parieron 10 días postratamiento resultaron positivas. En 1997 Oliver realizó otro estudio con 40 novillas tratadas con cefapirina 14 días antes del parto y 42 novillas control. Se tomaron muestras 14 días antes del parto, del primer ordeño posparto y a los tres días posparto. El 40% de las muestras de los cuarterones tratados dieron positivo a inhibidores en el primer ordeño, el 3,1% resultaron positivas a los tres días. En otro estudio realizado por Andrew et al. en 2007 se obtuvieron resultados parecidos. Se tomaron muestras del tercer, sexto y décimo ordeño después del parto de 136 novillas que habían sido tratadas con cefapirina sódica entre 10 y 21 días antes del parto. El porcentaje de muestras positivas a inhibidores fueron 26,5%, 8,8% y 3,7% en el primer, sexto y décimo ordeño respectivamente. La regla de oro es realizar una prueba de residuos de antibiótico después del parto y en los días siguientes para determinar la presencia de inhibidores. La leche de las novillas tratadas no podrá ir al tanque de leche hasta que el resultado sea negativo.
Repercusiones económicas del tratamiento preparto de las novillas
Son muchos los estudios que concluyen que tratar a las novillas antes del parto con antibióticos repercute sobre su futura lactación. En 2003 Oliver et al. trabajaron con 111 novillas tratadas con antibióticos antes del parto y 82 novillas control y demostraron que las novillas tratadas tuvieron un menor linear score (LS) que las novillas control (2,04 frente a 2,63) y la cantidad de leche producida a 305 días fue mayor en las novillas tratadas que en las no tratadas (5.726 kg frente a 5.195 kg), a un precio de la leche de 18,50 $/ctw (0,407 $/kg), supondría por novilla tratada un incremento por la leche vendida de 216,24 $. A esto hay que restarle el coste que conlleva el tratamiento, que sería unos 15,60 $.
Aquí estaría incluido el coste de la higiene del pezón (0,10 $), coste de los antibióticos (10,00 $), trabajo extra (2,50 $) y el coste del análisis de inhibidores (3,00 $). En total los beneficios por novilla tratada estarían en 200,64 $. Jiménez et al. (España, 2005) determinó que la media aritmética del RCS de las novillas tratadas fue inferior que la media del RCS del grupo control (146.000 células/ml frente a 193.000 células/ml). La producción natural de las novillas tratadas (n=74) con cefalonium dos meses antes de la fecha prevista del parto fue superior que las correspondientes al grupo control (n=69). Las novillas tratadas produjeron 11.189 l frente a los y 10.550 l del grupo control (639 l más). Estandarizando la producción a 305 días, las novillas tratadas produjeron 911 l más que las novillas no tratadas. Con el precio medio de la leche en 2005 a 0,31 €, supone por novilla unos 282,41 €. Si a esta cantidad le restamos unos 15 € de coste medio del tratamiento (incluyendo tratamiento antibiótico, trabajo y análisis de inhibidores) quedaría un beneficio de 267,61 €/novilla.
Bryan y Friton (2005) en un trabajo realizado en Nueva Zelanda demostraron que el tratamiento de las novillas cerca del parto, además de la reducción de la mastitis, llevaba acarreado un aumento en la producción de leche en el primer control después del parto. En total 186 dólares neozelandeses por novilla o un retorno equivalente a más de seis veces el coste del tratamiento (30 dólares neozelandeses por tratamiento).